jueves, 18 de abril de 2013

Monologo I


Revolución no es comunismo, ni anarquismo; tal vez la revolución no sea posible y que vamos a vivir condenados a la belleza de la realidad al engaño, a la misma escena; aburrida, repetitiva. Rutina dicen los grandes, disciplina los mejores y fuerza dicen los vencedores, a mi realmente no me importa quién pueda pagar el amor de una casa grande y el cariño de un par de autos. Lo que  turba mi dormida conciencia es el descaro de la comodidad, de las posibilidades, de la despreocupación .Es real, y son así. Los de arriba, con la cabeza en una dimensión inimaginable para el que mira desde abajo. Así nos coloreamos, los que respiran limites, desean el deseo de desear lo que ni siquiera deseamos nosotros mismos; el fracaso huele a cotidianidad, que sufra el más atroz de los castigos aquel que por la voluntad de su putrefacto espíritu imponga un deseo en la conciencia del otro ser humano. 
Normalidad se consolida como la opción ideal ¡para qué pensar! mejor me como lo primero que me haga mover la cola; así sin más advertencia que la certeza que da una corazonada, nos estampamos de ese olor artificial, de la espectacularidad que nos ofrecen las luces de la ciudad, el centro de atención; donde para sobre salir hay que hinchar el ego hasta niveles dadaístas. En esta puta ciudad, dice una canción.

Le agradezco al sistema por facilitar la existencia de aquellos que se preocupan por romper, por trasgredir; esa turba de dioses que se cagan en la normalidad, se vomitan en lo cotidiano y escupen el estado. Los que pueden morir por una sobredosis de socialización. Ellos añoran la libertad, repudian el poder y la dominación,los que miran al horizonte al fin y al cabo. Ell@s sí, tú no.

Es por buscar las determinaciones del tú, los falsos caprichos de tu sucia formación los que te dictaron que te refugiaras en la en la fantasía. Pasado fue. Pero es culpa de Pasado. Por eso te odio al fin y al cabo; lo siento, no te odio. Simplemente dejare de escribir.
Así fue que ayer di cuenta lo transitorio de la indeterminación; pero, en este momento quiero confiar en  mis sentidos, no en la escena de tu teatro. Haznos un favor y retírate.